7 Tips Para Despertar La Creatividad
Al pensar en creatividad, muchos asumen que nos referimos solo a las personas que trabajamos en entretenimiento, comunicación o publicidad. Olvidamos que todos nacemos con la creatividad adentro, solo que con el pasar del tiempo y otros factores, la vamos “dejando morir” o debilitarse.
La creatividad es la chispa de la vida, y la necesitamos todos en cualquier momento de nuestro día a día. Desde pensar cómo nos vamos a vestir, alguna respuesta ingeniosa a un comentario o qué cocinar con “los sobros” de fin de quincena, hasta tener una de esas grandes ideas que cambian al mundo.
Lo difícil, es que no siempre nos sentimos inspirados para dejar fluir nuestra creatividad. Aquí les comparto 7 tips que nos ayudan a despertar la creatividad en nuestra vida cotidiana.
1. Aprender a ver más allá de lo que hay.
Ver figuras en las nubes, un árbol con la silueta de Marge Simpson o un charco de aceite que parece tener una carita feliz. Como le digo a los niños: pongámonos los lentes de la creatividad. Abrir nuestros ojos a estas pequeñas “tonterillas” de la vida, activa nuestra mente creativa y además, nos hace la vida más divertida.
2. Hacer demasiadas preguntas
¿Recuerdan cómo cuando éramos niños, todos pasamos por la etapa del “por qué”? Queríamos aprender cómo funciona el mundo, nos fascinaban las cosas más sencillas, y nuestros ojos brillaban con asombro mientras escuchábamos las respuestas. Estamos acostumbrados en nuestro trabajo a hacer las preguntas “predecibles” como: ¿Cuándo tengo que entregarlo? ¿Cuáles son los objetivos? ¿Qué recursos tenemos para este proyecto?
Cuestionarnos cosas como: ¿Por qué la lluvia se llama así? ¿Cuántas Sofías hay en el mundo? ¿Para qué sirven las cejas? ¿Cuántas veces en la vida he pasado cerca de alguien que conozco sin darme cuenta? ¿Quién usaría la primera persona del singular presente indicativo del verbo roer, y por qué? Hacen que nuestra mente regrese a ese “modo de aprendizaje”, observación y apertura, que despierta la exploración y generación de ideas nuevas.
3. Encontrar nuestro “Lugar de pensar”
Sentarnos frente a una computadora en un escritorio, es una buena forma de decirle a nuestro cerebro que entramos en modo de resolver tareas. Nos enfocamos, empezamos una, terminamos, empezamos otra. Pero cuando necesitamos realmente pensar, concentrarnos o inspirarnos, estar sentados frente a la computadora puede no ser la mejor idea.
Busquemos ese “lugar de pensar” que sí nos inspire, cambiemos de ambiente para decirle al cerebro que entramos en modo de tener ideas y no de resolver tareas de forma mecánica. Ambientemos nuestro lugar de pensar con música, colores, cojines o lo que necesitemos para estar cómodos y ponernos en modo creativo.
4. Hagamos nuestra propia lluvia de ideas
Todos conocemos esta práctica tan efectiva, pero la mayoría de las personas la han “encasillado” como una práctica grupal, y no individual. ¿Quién dice que yo no puedo sentarme sola a hacer mi propia lluvia de ideas? Muchas veces no se nos ocurre, pero perdámosle el miedo y saquemos provecho a enumerar cuanta idea nos pase por la cabeza, y luego evaluamos su viabilidad.
5. Asociación libre
Hacer listas de ideas, palabras, emociones o cosas que nos vengan a la mente con respecto al problema que queremos resolver o el objetivo que queremos lograr. Anotar todas y cada una de ellas en una pizarra o llenar de post its la pared si es necesario, y luego observar cuáles de ellas al asociarse, pueden crear algo nuevo.
Al dar un paso atrás y ver esa pared llena de todas esas ideas o palabras, podemos encontrar conexiones entre ellas que tal vez nos despierten alguna idea interesante.
6. Buscar inspiración
Es muy común tener “bloqueos creativos”. Momentos donde simplemente no se nos ocurre nada, o al menos, nada que nos sirva. Habiendo pasado más de dos mil años en esta vida, y millones de millones de personas por ella, todo lo que se nos pueda ocurrir ya ha sido creado de una u otra manera por otra persona.
La creatividad no solo consiste en crear algo nuevo, sino también en transformar algo (o varias cosas) que ya existe(n). No tengamos miedo a observar lo que otros han hecho y recordemos que la inspiración puede llegar no solo del arte, la música o la naturaleza, sino también hasta del lugar menos esperado (el desayuno de hoy, una persona estornudando en la calle o un pequeño niño buscando cómo entretenerse en una aburrida sala de espera).
7. Por último, y quizás lo más importante: Saquemos un rato para hacer nada
¿Cuántos de ustedes han tenido las mejores ideas mientras estaban en el baño, dando vueltas en la cama, o manejando? Pasamos el día entero pensando en cómo resolver algo y no lo logramos, y mientras lavamos los platos después de cenar nos llega esa idea que tanto estábamos buscando.
Para tener buenas ideas, nuestro cerebro necesita estar relajado y libre de otros distractores como tareas que requieren cierto grado de pensamiento o análisis. Sentarnos frente a la ventana o afuera en el pasto durante un rato, apaga la “bulla” de los pensamientos y preocupaciones que no dejan a la creatividad levantar su voz. Vale más levantarse del escritorio 20-40 minutos para cambiarle el chip a nuestro cerebro y regresar siendo productivos, que mantenernos sentados durante horas hasta conseguir una idea que probablemente se sienta forzada.
Y para cerrar, quisiera utilizar una frase de Duncan Wardle, ex director creativo de Disney: “Mantengamos vivo el unicornio que veíamos de niños, sigamos viendo la nave espacial”. No perdamos nuestra imaginación, que para la creatividad ¡no hay edad!